Marilyn vos Savant tiene un coeficiente intelectual de 228, el más alto jamás registrado, una puntuación que la coloca por encima de Einstein, Hawking, y cualquier otro nombre famoso en la historia del IQ.
Fue reconocida por Guinness World Records como la persona con el coeficiente intelectual más alto del mundo, y su nombre rápidamente se convirtió en sinónimo de rendimiento intelectual.
Aunque demostró extraordinarias habilidades desde la infancia, por ejemplo, a los diez años de edad, ya había leído los 24 volúmenes de la Enciclopedia Británica y fue capaz de memorizar, su curso no siguió la ruta clásica de las grandes mentes. En lugar de recurrir a la academia, Marilyn eligió convertirse en escritora y comunicadora, basándose en su habilidad para explicar ideas complejas al público en general.
Nació en 1946, actualmente tiene 79 años. La estadounidense es una columnista, escritora, conferenciante, matemática, literata y novelista.
Desde 1986, su columna dominical, «Ask Marilyn», publicada en la revista Parade, se convirtió en un fenómeno. Recibió cartas de lectores de todo el mundo con preguntas sobre lógica, matemáticas, filosofía o dilemas cotidianos. El momento de máxima exposición llegó en 1990, cuando publicó en su columna la solución del problema de la famosa paradoja Monty Hall.
Monty Hall fue propuesta y resuelta en 1975 por el estadístico Steve Selvin, un problema que pertenece a la teoría de la probabilidad.
Aunque la mayoría de los lectores que escribieron a Savant concluyeron que su razonamiento era falso, su manifestación era correcta, la solución parecía tan contraintuitiva que miles de matemáticos y profesores universitarios la desafiaron públicamente. Más tarde, cálculos y simulaciones independientes confirmaron la exactitud de su respuesta.
Fuera del titular, Marilyn continuó promoviendo el pensamiento crítico, escribiendo sobre temas sociales y políticos, y combatiendo conceptos erróneos a través de una explicación clara y accesible. Se casó con Robert Jarvik, el inventor del corazón artificial, y participó en Mega Society, una organización dedicada a personas con una inteligencia excepcional.
Para Savant, sin embargo, el número 228 nunca ha sido el centro de su identidad. Más importante fue cómo usó sus habilidades: aclarar, educar y provocar que el público piense. Un raro ejemplo de cómo la inteligencia cruda puede convertirse en una herramienta de comunicación, no sólo un registro difícil de igualar.

Sin comentarios