El Efecto Matilda es un fenómeno donde los logros de las mujeres científicas (e inventoras) son ignorados, infravalorados o atribuidos a sus colegas masculinos, perpetuando la invisibilidad de sus contribuciones a la ciencia y tecnología a lo largo de la historia, a pesar de que figuras como Matilda Joslyn Gage ya lo denunciaban en el siglo XIX, y fue acuñado formalmente por la historiadora Margaret W. Rossiter en 1993 para nombrar esta forma de sexismo académico y social que aún persiste. 

¿En qué consiste?

Atribución errónea: El trabajo de una mujer es reconocido como si lo hubiera hecho un hombre.

Negación de méritos: Se le niega el crédito a la mujer por sus descubrimientos, a pesar de la evidencia.

Invisibilización: Las contribuciones femeninas quedan relegadas o son olvidadas en los relatos históricos. 

Origen del término

Matilda Joslyn Gage: Sufragista y activista, fue una de las primeras en denunciar esta práctica en su ensayo de 1883, «La mujer como inventora».

Margaret W. Rossiter: La historiadora científica acuñó el término «Efecto Matilda» en 1993, en honor a Gage, para visibilizar este sesgo sistemático. 

Ejemplos y Manifestaciones

Ciencia y Tecnología: Desde científicas que no reciben premios Nobel hasta mujeres cuyos descubrimientos clave son atribuidos a sus compañeros de laboratorio masculinos.

Otras áreas: También se aplica a campos artísticos, literarios y al papel general de las mujeres en la sociedad. 

¿Por qué es importante?

Falta de referentes: La falta de reconocimiento a mujeres en la ciencia limita la inspiración para futuras generaciones de niñas y jóvenes.

Perpetúa la desigualdad: Es una manifestación del sexismo estructural que dificulta el acceso y avance de las mujeres en campos STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

Movimientos para combatirlo: Iniciativas como «No More Matildas» buscan visibilizar a estas científicas y cambiar la narrativa histórica.