Con series basadas en historias como la de Ed Gein o «El Monstruo de Florencia», el true crime y los thrillers sobre mentes criminales están en su auge, atrayendo a millones de personas que buscan comprender lo incomprensible.
La psicología tiene varias explicaciones al respecto, desde la curiosidad adaptativa hasta el mecanismo de autoprotección.
La fascinación por el lado más oscuro de la naturaleza humana es un fenómeno tan antiguo como la tragedia misma. Sin embargo, en la última década, las series y documentales sobre asesinos seriales, crímenes reales y psicópatas han conquistado el streaming y el debate social, convirtiendo lo macabro en una forma de entretenimiento masivo
¿Qué dice la psicología sobre este gusto? ¿Es una señal de alarma, o simplemente una curiosidad inofensiva?
Los expertos coinciden: lejos de ser un presagio de futuros comportamientos criminales, este consumo responde a complejas necesidades psicológicas y evolutiva¿Qué significa que te gusten las series y películas de asesinos seriales? El deseo de comprender lo extremo
Una de las explicaciones más citadas es la curiosidad morbosa. Esta es una disposición humana innata a interesarse por lo raro, peligroso o que rompe radicalmente las normas sociales.
Según el investigador Coltan Scrivner, pionero en el estudio del miedo recreativo, estas historias ofrecen una «ventana» segura a comportamientos extremos que la mayoría jamás experimentará. El ser humano está cableado para notar el peligro. Al ver crímenes, buscamos entender:
El «Cómo funciona»: deseamos descifrar la mente del asesino. ¿Cómo llegaron a ese punto? ¿Cómo funciona una mente que carece de empatía? Esta indagación intelectual satisface un instinto de resolver acertijos y comprender lo que desafía la lógica social.
Narrativa de Cierre: la mayoría de las historias criminales (reales o ficcionadas) siguen un arco de conflicto y resolución: un crimen ocurre, se buscan pistas, y el criminal es capturado y llevado ante la justicia. Esta estructura, aunque terrorífica, proporciona un satisfactorio sentido de orden moral y claridad en un mundo que a menudo se siente caótico.
Un mecanismo de autoprotección y control femenino
Curiosamente, diversos estudios y encuestas señalan que el público femenino está sobrerrepresentado en las audiencias de true crime. Los psicólogos han identificado en esto una motivación de supervivencia y utilidad.
Para muchas mujeres, consumir este contenido funciona como una suerte de simulador mental. Les permite:
- Identificar «Red Flags»: Aprender a reconocer señales de advertencia (red flags) o patrones de manipulación en potenciales depredadores.
- Ensayo Mental: Practicar escenarios de riesgo y formular mentalmente estrategias de escape o defensa. La psicóloga Emily Mendez lo resume: «Comprender lo que las víctimas hicieron o no hicieron en estas situaciones nos ayuda a sentirnos más en control. Creemos que ver estos programas nos ayudará a saber cómo actuar si alguna vez estamos en esa situación».
Ver el peligro en un contexto controlado —desde la seguridad del sofá— reduce la ansiedad al hacer que el espectador se sienta más preparado y vigilante, transformando un miedo abstracto en una lección concreta de supervivencia.
Adrenalina controlada y catarsis emocional
Otro motor potente es la búsqueda de emociones intensas. Las historias de crímenes seriales activan el sistema nervioso simpático, liberando adrenalina, pero sin el riesgo real. Es el mismo principio que nos atrae a las montañas rusas o las películas de terror.
Al experimentar miedo, suspenso, furia e incluso tristeza de forma segura, el espectador vive una catarsis. Este proceso le permite liberar o procesar emociones difíciles en un entorno contenido. El terror ficcionalizado, o el basado en hechos pasados, ofrece un espacio para ejercitar la empatía (hacia las víctimas) y la indignación (hacia el criminal), lo cual puede ser terapéutico para manejar el estrés de la vida diaria.
La reafirmación de la moralidad
Finalmente, la atracción por el crimen extremo subraya nuestra propia humanidad. Al horrorizarnos ante los actos delictivos, reafirmamos nuestra propia brújula moral y la empatía. Sentir repulsión es un recordatorio de que somos distintos a los psicópatas y asesinos que vemos en pantalla.
Además, al ver tragedias ajenas, las personas a veces experimentan una sensación de gratitud por su propia suerte y seguridad. Es una forma inconsciente de anclarse en la realidad y valorar la estabilidad personal.
¿Cuándo es demasiado?
Si bien el gusto por este género es un comportamiento psicológicamente normal, los expertos advierten que la fascinación puede volverse perjudicial si cruza la línea de la obsesión.
La psicóloga Chivonna Childs señala que una alarma debe encenderse si el consumo de true crime resulta en:
- Miedo constante e inmovilizador.
- Una sensación persistente de inseguridad en casa.
- Dificultad para dormir o ansiedad constante.
En resumen, la fascinación por las series de asesinos seriales no te convierte en un futuro criminal, sino en un ser humano curioso, que busca comprender el límite de la maldad, aprender sobre el peligro para protegerse, y experimentar emociones fuertes de forma segura. Es un complejo acto adaptativo, intelectual y emocional..
Con información de Redacción Clarín
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