En la última década, México se ha posicionado como uno de los principales mercados a nivel mundial cuando se trata de cirugías plásticas: en los últimos cinco años, los procedimientos quirúrgicos con fines estéticos han aumentado un 12%, una tendencia que posiciona al país como el tercero donde más procedimientos estéticos se realizan, solo por detrás de Estados Unidos y Brasil.

En México se realizan más de 280.000 cirugías plásticas a menores de edad cada año y siguen en aumento debido, en muchos casos, a las influencia de las selfies, aumentado la preocupación por la apariencia, o bien a que familiares se regalan operaciones de cirugía estética en cumpleaños especiales como los XV años.

México, también es el segundo país más atractivo del mundo para el turismo estético, después de Colombia, un nicho que ha crecido a partir de la proliferación de cuentas de especialistas y testimonios de pacientes en redes sociales que hablan abiertamente sobre sus experiencias en procedimientos estéticos.

Pese a las medidas contempladas por la ley, la realidad muestra un vacío en la regulación y supervisión de estos procedimientos. Las clínicas clandestinas distribuidas por todo el país siguen siendo una problemática: entre 2022 y 2024, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) clausuró 97 establecimientos de servicios de salud que operaban sin autorización o presentaban irregularidades graves. Apenas en agosto de 2025 trascendió el caso de Jacqueline Yamileth Briones, una joven de 25 años que falleció en Nuevo León tras someterse a una lipoescultura.

Las autoridades reportaron una serie de irregularidades por parte del médico que la operó, quien huyó y hasta la fecha sigue prófuo.