Virginia Woolf, en Tres Guineas, escribió: las mujeres no transforman una institución solo por entrar en ella, especialmente si esa institución —como el ejército— se basa en jerarquías, obediencia y violencia, es decir, en valores profundamente patriarcales.
El verdadero cambio no está en que las mujeres ocupen espacios en estructuras creadas por y para el poder masculino, sino en cuestionar y reconstruir esas estructuras desde otros valores: cooperación, igualdad y no violencia.
Por lo tanto, la inclusión no siempre es sinónimo de progreso. En ocasiones solo es perpetuar lo mismo de siempre. Por eso aunque este 15 de septiembre, la Presidenta rompió la tradición masculina, al hacer historia dando el Grito de Independencia en Palacio Nacional, rodeada de símbolos que marcan un antes y un después en México. Ahora el reto es que los “Vivas” se vuelvan acciones frente a los más de 11 feminicidios diarios, las desapariciones forzadas y la violencia machista.
Que más allá de vestir de color morado, sigue siendo preciso reconstruir las estructuras desde otros valores: cooperación, igualdad y no violencia.
¡Vivas nos queremos!
¡Vivan las madres buscadoras!
¡Vivan las colectivas y organizaciones civiles que trabajan en el territorio!
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