Alicia Mateos es el nombre de la mujer de 50 años que protegió con su propio cuerpo a una bebé durante la explosión en Iztapalapa 😓
Ella tiene quemaduras en el 90 % de la piel, pero logró salvar la vida de su nieta.
Alicia trabaja como checadora en las combis que paran cerca del puente de La Concordia, en Iztapalapa. Cada día suele llevar con ella a la pequeña Azuleth, de apenas año y medio, porque no tiene otra opción:
👉👉👉 No hay suficiente acceso a guarderías públicas, ni red de apoyo que garantice el cuidado seguro de las niñas y niños mientras sus madres, abuelas o tías trabajan.
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Ella es parte de esa enorme red de cuidados invisibilizada que sostiene a este país: mujeres de a pie que cargan con la responsabilidad de criar, trabajar y sobrevivir al mismo tiempo.
▶️▶️▶️ Y mientras Alicia lucha por su vida en un hospital, hace apenas cuatro días vimos cómo Mariana Rodríguez, de Nuevo León, era reconocida como «ejemplo de maternidad» por llevar a su hija a tomarse fotos en un evento político por el Día de la Policía.
Eso es lo que nos venden como “maternidad empoderada”: blanca, mediática y aspiracional.
Mientras tanto, mujeres como Alicia y su familia tienen que trabajar el doble, poner el cuerpo (literalmente) y aún así no tienen garantizado lo mínimo: un espacio seguro para dejar a sus hijas e hijos.
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