La burla entre parejas se llama abuso psicológico, cuando se usa la humillación, la manipulación o el sarcasmo para debilitar la autoestima de la pareja, hacerla dependiente y coartar su autonomía.
Esta conducta, a menudo disfrazada de «broma», busca generar inseguridad, culpa o vergüenza en la víctima, afectando su bienestar y facilitando el control por parte del abusador.
Cómo la burla se usa para controlar
Manipulación narcisista:
Una pareja puede decir algo hiriente y luego «hacerlo pasar por una broma», diciendo cosas como «eres tan sensible» o «no puedes hablar en serio» para desestimar los sentimientos de la otra persona y así manipularla.
Descalificación y humillación:
La burla constante deteriora progresivamente la autoestima, haciendo sentir a la víctima que sus emociones o percepciones son incorrectas, y normalizando el maltrato.
Aislamiento:
Al minar la seguridad de la pareja mediante burlas, se dificulta su capacidad para establecer límites y salir de la relación, lo que crea dependencia.
Control indirecto:
Al decir cosas negativas de manera indirecta, se ejerce una crítica constante sobre la pareja, lo que le hace dudar de sí misma y la lleva a intentar complacer para evitar la confrontación o la burla.
Consecuencias de la burla controladora
Deterioro de la autoestima:
La víctima puede llegar a sentirse insegura, culpable y avergonzada de sí misma.
Ansiedad y depresión:
La constante humillación puede llevar a la víctima a desarrollar síntomas de ansiedad social y depresión.
Aislamiento social:
La víctima puede aislarse de amigos y familiares para evitar situaciones dolorosas, lo que aumenta su dependencia de la pareja abusiva.
Normalización del maltrato:
La víctima puede empezar a creer que merece este trato o que está exagerando sus sentimientos.
La burla es un modo de intimidación o acoso que además hacer sentir mal a la víctima, busca el control sobre esa persona.
Puede manifestarse de manera jocosa entre personas con confianza, pero cuando es intencional y busca hostigar o menospreciar, se convierte en agresión.
La personalidad de quienes suelen usar esta táctica, se asocia con la inseguridad, el orgullo o la búsqueda de sentirse superior al otro, y su repetición se llama acoso (como el bullying).
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